Un corazón palpitante. Músculos
tensos. Frente con gotas de sudor. La vista de una serpiente
enrollada o un abismo profundo podría desencadenar tales respuestas de
estrés. Estas reacciones físicas indican que el cuerpo está preparado para
enfrentar una situación que amenaza la vida. Sin embargo, muchas personas
responden de esta manera a las cosas que realmente no pueden hacerles
daño. Sentarse para hacer un examen, por ejemplo, o entrar a una fiesta no
lo matará. Aun así, este tipo de situaciones pueden desencadenar una
respuesta de estrés que es tan real como las provocadas por, por ejemplo, mirar
a un león. Es más, algunas personas pueden experimentar tales reacciones
simplemente pensando en
eventos no amenazantes. La inquietud que sentimos cuando pensamos, anticipamos
o planificamos eventos no amenazantes se llama ansiedad. Todos experimentamos un poco de ansiedad. Es
perfectamente normal sentir mariposas en tu vientre antes de pararte frente a
la clase. Para algunas personas, sin embargo, la ansiedad puede ser tan
abrumadora que comienzan a faltar a la escuela o dejan de salir con
amigos. Incluso pueden enfermarse físicamente. La buena noticia: los
expertos en ansiedad tienen una serie de técnicas para ayudar a las personas a
controlar sentimientos tan abrumadores. Aún mejor, las nuevas
investigaciones sugieren que considerar el estrés como algo beneficioso no solo
puede reducir los sentimientos de ansiedad, sino que también nos ayuda a
mejorar nuestro rendimiento en tareas desafiantes.
Por qué nos preocupamos
La ansiedad está relacionada con el miedo. El
miedo es la emoción que sentimos cuando nos enfrentamos a algo peligroso, ya
sea real o no. La información de cualquiera de los cinco sentidos, o
incluso de nuestra imaginación, puede provocar miedo, explica Debra
Hope. Es una psicóloga que se especializa en ansiedad en la Universidad de
Nebraska en Lincoln. El miedo es lo que mantuvo vivos a nuestros antepasados cuando un susurro en los arbustos resultó ser un
león. ¡Habla de una emoción útil! Sin miedo, ni siquiera estaríamos
aquí hoy. Eso se debe a que tan pronto como el cerebro detecta el peligro,
comienza una cascada de reacciones químicas, explica Hope. Las células nerviosas,
también conocidas como neuronas, comienzan a señalarse entre sí. El
cerebro libera hormonas, sustancias químicas que regulan las actividades
corporales. Estas hormonas particulares preparan al cuerpo para luchar o
huir. Ese es el propósito evolutivo de la respuesta al estrés.
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