Los huérfanos digitales son un grupo de niños y adolescentes que tienen por padres o progenitores a personas que prestan más atención al celular, la tablet u otro aparato tecnológico que a sus propios hijos. Los adultos que conforman este tipo de familia sacrifican el tiempo en familia y la comunicación oportuna con sus hijos a cambio de estar navegando más tiempo en las redes sociales, jugando por Internet o chateando con personas que están al otro lado del mundo que solo conocen de manera virtual; viendo noticias o buscando información. Los huérfanos digitales de este tiempo tienen un hogar donde dormir, comida caliente, ropa, zapatos, reciben atención médica y son enviados a la escuela; sin embargo, carecen de cariño y apego. Sus padres, aunque presentes físicamente, se les puede considerar como ausentes. Las familias de los huérfanos digitales tienen características comunes, por ejemplo: pasan muchas horas utilizando las redes sociales, si sus hijos son mayores y saben utilizar las tecnologías, no pocas veces se comunican con sus hijos por el Chat, aún cuando todos estén en casa. Éstos padres no se desconectan de Internet ni para conversar un asunto serio con sus hijos, prefieren delegar todas las tareas de la escuela a otras personas, incluso a los abuelos, etc. Los huérfanos digitales son víctimas del desapego de sus padres. Esto es un grave problema porque los hijos al sentirse ignorados, menospreciados, mal atendidos y cambiados por la tecnologías digitales son víctimas fáciles de una baja autoestima y de la falta de confianza en sí mismos, se sienten desmotivados, tienen bajo rendimiento escolar, se aíslan, mantienen poco intercambio social, se encierran en su habitación, prefieren el silencio antes que el diálogo, sienten estrés, se vuelven agresivos o tímidos, intentan confiar en desconocidos que encuentran en Internet, tienen dificultad para lograr la concentración en los procesos de aprendizaje en la escuela, muchas veces les embarga la tristeza y en general hacen lo mismo que sus padres, es decir cambian su vida real por una virtual. En el fondo el problema es la relación que establecen los adultos con sus hijos, la tecnología es una herramienta y solo se le debe dar un valor o utilidad complementaria en nuestra vida, pero no nos debe distraer de las responsabilidades reales. Para que los niños y adolescentes no corran el riesgo de volverse huérfanos digitales, se debe considerar mejorar la relación familiar y no pretender reemplazar el amor y la comunicación con objetos o regalos, se debe analizar si verdaderamente las tecnologías te importan más que tus hijos. Si no es así, entonces ¿por qué poner en peligro la relación entre ustedes?
Los huérfanos digitales son un grupo de niños y adolescentes que tienen por padres o progenitores a personas que prestan más atención al celular, la tablet u otro aparato tecnológico que a sus propios hijos. Los adultos que conforman este tipo de familia sacrifican el tiempo en familia y la comunicación oportuna con sus hijos a cambio de estar navegando más tiempo en las redes sociales, jugando por Internet o chateando con personas que están al otro lado del mundo que solo conocen de manera virtual; viendo noticias o buscando información. Los huérfanos digitales de este tiempo tienen un hogar donde dormir, comida caliente, ropa, zapatos, reciben atención médica y son enviados a la escuela; sin embargo, carecen de cariño y apego. Sus padres, aunque presentes físicamente, se les puede considerar como ausentes. Las familias de los huérfanos digitales tienen características comunes, por ejemplo: pasan muchas horas utilizando las redes sociales, si sus hijos son mayores y saben utilizar las tecnologías, no pocas veces se comunican con sus hijos por el Chat, aún cuando todos estén en casa. Éstos padres no se desconectan de Internet ni para conversar un asunto serio con sus hijos, prefieren delegar todas las tareas de la escuela a otras personas, incluso a los abuelos, etc. Los huérfanos digitales son víctimas del desapego de sus padres. Esto es un grave problema porque los hijos al sentirse ignorados, menospreciados, mal atendidos y cambiados por la tecnologías digitales son víctimas fáciles de una baja autoestima y de la falta de confianza en sí mismos, se sienten desmotivados, tienen bajo rendimiento escolar, se aíslan, mantienen poco intercambio social, se encierran en su habitación, prefieren el silencio antes que el diálogo, sienten estrés, se vuelven agresivos o tímidos, intentan confiar en desconocidos que encuentran en Internet, tienen dificultad para lograr la concentración en los procesos de aprendizaje en la escuela, muchas veces les embarga la tristeza y en general hacen lo mismo que sus padres, es decir cambian su vida real por una virtual. En el fondo el problema es la relación que establecen los adultos con sus hijos, la tecnología es una herramienta y solo se le debe dar un valor o utilidad complementaria en nuestra vida, pero no nos debe distraer de las responsabilidades reales. Para que los niños y adolescentes no corran el riesgo de volverse huérfanos digitales, se debe considerar mejorar la relación familiar y no pretender reemplazar el amor y la comunicación con objetos o regalos, se debe analizar si verdaderamente las tecnologías te importan más que tus hijos. Si no es así, entonces ¿por qué poner en peligro la relación entre ustedes?
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