En el frenesí final de la reproducción y la muerte, las amebas sociales secretan proteínas que ayudan a preservar un kit inicial de alimento para su descendencia. Dictyostelium discoideum, un tipo de moho de lodo en el suelo, come bacterias. Algunas formas salvajes de esta especie cultivan los microbios esencialmente, pasándolos en casos de esporas que dan a la próxima generación de amebas el comienzo de un buen parche de presa local. Las pruebas indican que el truco para evitar que el sistema inmune parental mate a este cultivo inicial de bacterias es una oleada de proteínas llamadas lectinas, según afirman los investigadores en la edición del 27 de julio de Science. Las lectinas crean una forma diferente para que las amebas traten las bacterias: como simbiontes reales dentro de las células, en lugar de como presas o infecciones, dice el coautor del estudio Adam Kuspa, un biólogo celular molecular de Baylor College of Medicine en Houston. En una prueba de laboratorio de esta cap