En esta era de "big data", la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un valioso aliado para los científicos. Los algoritmos de aprendizaje automático, por ejemplo, están ayudando a los biólogos a dar sentido al vertiginoso número de señales moleculares que controlan cómo funcionan los genes. Pero a medida que se desarrollan nuevos algoritmos para analizar aún más datos, también se vuelven más complejos y más difíciles de interpretar. Los biólogos cuantitativos Justin B. Kinney y Ammar Tareen tienen una estrategia para diseñar algoritmos avanzados de aprendizaje automático que sean más fáciles de entender para los biólogos. Los algoritmos son un tipo de red neuronal artificial (ANN). Inspiradas en la forma en que las neuronas se conectan y ramifican en el cerebro, las ANN son las bases computacionales para el aprendizaje automático avanzado. Y a pesar de su nombre, los ANN no se usan exclusivamente para estudiar cerebros. Los biólogos, como Tareen y Kinney, usa